Nada parece estar roto hoy (sólo la voz del que llega tarde).
sábado, 9 de enero de 2010
Nunca olvidé tus promesas, nunca las voy a olvidar. En el fondo se que tu tampoco las olvidaste, pero decidiste hacerte la vida más fácil tapándote los ojos, dejando actuar al egoísmo y apartar los recuerdos. Yo nunca lo pude hacer, y eso me hace odiarte más. Qué débil me haces sentir, te odio.
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