Nada parece estar roto hoy (sólo la voz del que llega tarde).






jueves, 8 de octubre de 2009


Según un estudio, alrededor de 2.000 personas se quitan la vida anualmente. Es muy probable que este dato resulte alarmante debido a que no escuchamos hablar frecuentemente de este tema, tanto en los medios de comunicación como en la sociedad: suele callarse y evadirse ya que impacta y cuestiona el sistema social en el que vivimos.
Si buscamos la definición de suicidio encontraremos que el mismo es el acto de quitarse la propia vida; sin embargo es una palabra que no sólo abarca un concepto, sino que involucra una serie de situaciones de la vida cotidiana que llevan a cometer esta acción. Antes de seguir quisiéramos aclarar que nos basaremos en aquellos que lo cometen por decisión propia y no en los que lo consideran un acto inevitable. De esta manera dejaremos de lado, por ejemplo, a los hombres bomba o los mártires, quienes se sacrifican en nombre de una creencia. En nuestro ensayo, consideraremos sólo a aquellas personas que deciden recurrir al suicidio como una forma de escapar de cualquier tipo de situación o problema.
Dado esto por aclarado pasaremos a analizar las posibles causas de este hecho.
¿Qué es el suicidio? “El suicidio no es causado por ningún factor individual, sino más bien, por una combinación de factores. Frecuentemente el suicidio es el resultado de la depresión, la falta de autoestima o la incapacidad para visualizar un futuro mejor”. Estos tres desencadenantes están estrictamente ligados con la sociedad, debido a que al ser humano, desde sus comienzos, le ha resultado imposible vivir apartado de sus pares y, por lo tanto, todo lo que ocurre a su alrededor influye de cualquier manera en él.
Vinoda, uno de los expertos en el tema, dice que el suicidio es causado por una combinación de factores físicos, sociales y psicológicos. Con esto acabamos con el mito que afirma que un suicida es una persona trastornada psicológicamente, es decir, “enferma”, y podemos ver que la sociedad y el mundo que lo rodea es un desencadenante importantísimo a la hora de tomar la decisión que lo llevará a cometer el suicidio.
Sin duda, en cualquier definición de suicidio la intención de morir es un elemento clave. Pero, sin embargo, muchos especialistas hacen una mirada objetiva sobre el tema a la hora de definir este concepto, de modo que si seguimos citándolos estaríamos repitiendo lo ya mencionado. Este es el motivo por el cual nos basaremos en la siguiente enunciación para llevar a cabo nuestra tesis:
"El suicidio es un problema grave de salud pública que pocas personas consideran un problema, prefieren no mencionar y hacen un verdadero esfuerzo por ocultar", opina el doctor José Bertolote, del Departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud. Investigando en foros de la red encontramos diferentes experiencias personales y una de ellas nos llamó la atención: una mujer contaba que un integrante de su familia, de 32 años de edad, se acababa de suicidar. “Estaba deprimido y decidió poner punto final a su vida. Nadie habla de ello, todos callan y miran hacia otro lado”. Con esto quisiéramos resaltar dos puntos muy importantes.
Uno de ellos es que la causa principal del suicidio es la depresión, ya que alrededor de 75% de los casos se producen a raíz de esto. Ahora bien, usted podrá cuestionarnos que la depresión, en muchos casos, es una enfermedad y, de esta manera, estaríamos contradiciéndonos a lo que ya hemos mencionado anteriormente. Si bien es verdad que la depresión es un conjunto de síntomas que conforman un trastorno psiquiátrico, la misma es causada, de alguna manera u otra, por el entorno social que rodea a la persona. La sociedad de hoy en día vive pendiente de sus tareas y obligaciones y, por lo tanto, muchas veces deja de lado su estado físico y emocional junto con el de sus pares. Vivimos en un mundo en el que domina el régimen capitalista en donde es esencial “trascender” económicamente para mejorar la calidad de vida, y no se piensa en la famosa frase ideal pero cierta: el dinero no lo es todo. En síntesis, la gente confunde frecuentemente a la depresión con el "estar triste" y la enfermedad no es tratada, por lo que el suicidio termina por constituir una llamada de auxilio que se convierte en una manera de comunicar su descontento a los demás.
El segundo punto a mencionar es que la comunidad evita el tema, inclusive la propia familia. A raíz de esto vamos a citar las distintas teorías por las cuales, desde nuestro punto de vista, la gente opta por evadir esta cuestión.
La primera de ellas es la relación que existe entre el suicidio y la religión. Desde este aspecto, el suicidio es considerado como una mala acción, debido a que “nadie tiene derecho a quitarse la vida que Dios le ha dado”, condenando así a los suicidas y acusándolos de cometer un pecado en muchas religiones, tales como el Cristianismo, Judaísmo e Islamismo. Si bien a simple vista esto parece no influir en gran cantidad a la hora de abordar el tema, no deja de ser un punto muy importante. Algunos podrán decirnos que, a pesar de ser religioso, no están de acuerdo con esta afirmación, y otros directamente no creerán en ninguna religión, sin embargo lo importante de esta enunciación es que aunque esto ocurra, no podemos evitar decir que vivimos en una sociedad en donde abunda el pensamiento cristiano, lo que nos obliga a aprender desde chicos que el suicidio no está bien visto, que está mal cometerlo y que por lo tanto, la persona que decide suicidarse definitivamente está “loca”, un término que pocos saben definir pero que, sin embargo, nos gusta usar con frecuencia.
Otra teoría consiste en el posible desencadenante que lleva a la persona a cometer esta acción. Si bien puede abarcar un problema legal (generalmente la persona que comete el suicidio deliberadamente lo hace parecer un accidente, lo que puede involucrar a las personas que lo rodean en el desarrollo del mismo, cuestionando si se ha cometido un suicidio o no), lo que nosotros queremos plantear es la preocupación y el sentimiento de culpa que puede llegar a generar un suicidio en la familia. Un experto en el tema dijo: “Todos los suicidios y los intentos suicidas hablan de una crisis emocional, de una perturbación en la forma en que se vive, de un desacuerdo social”. A partir de esto podemos llegar a la conclusión de algo que ya veníamos planteando: el suicidio, ya sea de manera conciente o inconciente, está fuertemente ligado al entorno en el que se vive, lo que por lo general constituye el principal desencadenante que lleva a una persona a cometer esta acción. De ahí la culpabilidad que siente la familia, que se materializará en la evasión del tema.
Algo que hemos leído y nos ha parecido importante mencionar es la opinión de otro experto en el tema: el presidente de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, Lars Mehlum. El mismo dice que "la vasta mayoría de los suicidas no desean morir, sino que no desean continuar viviendo en las condiciones en que se ven obligados a vivir”. Por este motivo, los suicidas ven la muerte como única solución y, por más de que su visión sea en muchos casos extrema, no podemos culparlos por su pensamiento. Deberíamos reflexionar y cambiar nuestra actitud, que nos obliga a pensar que los suicidas quieren morir cuando en realidad nadie desea la muerte sino un cambio, no siempre de las mismas dimensiones, en su forma de vida.
Un claro ejemplo de esto es el alarmante hecho producido en Francia que nos impactó a todos: en la gran empresa de telecomunicaciones “France Telecom” se han cometido 24 suicidios desde febrero del 2008. Si bien los directores de la misma han asegurado que 24 suicidios son algo “normal” en una empresa con más de 100.000 trabajadores, debemos aclarar que, desde 1998, más de 40.000 empleados han sido despedidos y a muchos otros se los ha obligado a aceptar nuevas condiciones de la empresa que, si no se cumplían, también se los despediría. Como si esto fuera poco, se ha descubierto que la última trabajadora que ha decidido suicidarse dejó escrito un e-mail en donde se mostraba totalmente disconforme con las condiciones en las que debía trabajar. A todo esto, la empresa hace solamente unos pocos días decidió ocuparse del tema e investigarlo profundamente, probablemente ya no les parece “tan normal” la oleada de suicidios, teniendo en cuenta que recientemente un ejecutivo se clavó un cuchillo en el estómago en el medio de una reunión porque se le había comunicado que iba a ser transferido a otra sucursal.
A partir de esto podemos deducir un último punto: la sociedad no toma conciencia de lo que sucede a su alrededor hasta que pasa algo, entonces, cambia su actitud sobre esa porción de la realidad y comienza a preocuparse por el tema. Nos gustaría argumentar nuestra tesis con otro ejemplo que, aunque a simple vista no lo parezca, se encuentra conectado de alguna manera con la misma. En este caso mencionaremos el suceso de Cromañón, en donde un grupo de aproximadamente 2.811 jóvenes, de variados orígenes e intereses, se dispusieron a ver el show en vivo de la banda Callejeros en el ya mencionado boliche. Lo que iba a ser una fiesta concluyó con la trágica muerte de 194 chicos, y más de 700 heridos, debido a una bengala encendida que impactó sobre una media sombra a minutos de iniciado el espectáculo, creando un foco de incendio que derritió el material plástico y dio origen a una densa humareda que provocó una intoxicación mortal, debido a la gran emisión de sustancias tóxicas. Lo más grave de esto fue la gran cantidad de obstáculos con los que tuvo que luchar el público para huir del lugar, entre los que se encontraban la puerta de salida clausurada y el angostamiento del pasillo que comunicaba el interior con el exterior. A partir de esta tragedia, podemos observar una serie de cambios repentinos en el tan polémico asunto de los locales y conciertos: la cantidad de público ya no supera los límites legales establecidos y los boliches han realizado múltiples reformas en su estructura para mayor seguridad, sin mencionar la gran preocupación repentina del gobierno por la inspección de cada uno de ellos y la realización de simulacros para evitar futuros accidentes. Desde ese momento podemos observar a la sociedad preocupada, hablando de este tema constantemente y criticando a los boliches por su inseguridad, que puede llegar a desencadenar otra tragedia como la de Cromañón. Ahora bien, ¿era necesario llegar a esto para que se tomaran medidas sobre el asunto? ¿Por qué a partir de la tragedia la gente habla del tema? ¿Será que antes lo evadían? Y si todo esto no hubiese ocurrido, ¿la comunidad seguiría eludiendo el gran problema de seguridad que afecta a los boliches y no le daría importancia si se les es comentado algo al respecto? En síntesis, y volviendo al tema de los suicidios, si la sociedad “funciona” de esta manera, ¿hace falta que ocurra una tragedia como la de France Telecom para que la gente tome conciencia de que el suicidio es un gran problema que involucra a la totalidad de la sociedad?
Indudablemente no debería ser necesario que esto ocurriera, por lo que proponemos una solución: difundir el tema. Hablando podemos inyectar esperanza en la persona con ideas de suicidio y hacerle ver que hay motivos y razones para vivir, puesto que, en cualquier situación de la vida, la opinión ajena influye de alguna manera en la opinión personal, debido a que ya no se tiene un sólo punto de vista sino varios, a partir de los cuales se puede llegar a una decisión final. Puede ser preventivo.
Un recurso muy importante con el cual contamos hoy en día son los medios de comunicación, que son considerados uno de los factores principales que influyen en el paradigma de la sociedad. Por este motivo, se debería hacer uso de los mismos para difundir el tema, y no es que con esto estemos proponiendo que se presenten cada vez más casos de suicidios en los informativos, ya que probablemente esto resultaría “brusco”. La ficción es una porción muy importante de los medios de comunicación, y hoy en día se ha convertido en la más abundante, por lo que sería una buena decisión recurrir a ella para la difusión del tema. Por ejemplo, el año pasado la Argentina quedó impactada con la exitosa telenovela “Vidas Robadas”, en donde se presentó un tema sumamente preocupante y de muy poca divulgación: el secuestro de personas para obligarlas a ejercer la prostitución. A partir de ese momento los medios de comunicación se vieron invadidos por hechos relacionadas a este tema haciendo que el mismo se incorpore a los temas de conversación diarios de todos los argentinos, por lo que podemos llegar a la conclusión de que los medios de comunicación, conciente o inconcientemente influyen de una manera muy significativa en la sociedad.
El suicidio no es sólo una idea que ronda en la cabeza de un “loco”, estimulada solamente por sus problemas personales; es un término que abarca más de un punto y se puede ver desde diferentes aspectos. Sin duda es un tema sumamente polémico que involucra a la sociedad en conjunto, por lo que si se tomara conciencia sobre el mismo y fuese difundido, se salvaría más de una vida.

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