Nada parece estar roto hoy (sólo la voz del que llega tarde).






lunes, 21 de diciembre de 2009


Cuando nos separamos, en silencio y lágrimas, con el corazón partido y apartándonos por años, tu mejilla se volvio pálida y fría, más fríos tus besos. El rocío de la mañana se hundió gélido en mi frente, lo sentí como el preludio de lo que hoy siento. Tus votos fueron quebrados, y ligera es tu fama: escucho decir tu nombre y comparto su verguenza. Te nombran en mi presencia, lúgubres voces en mis oidos, en estremecimiento en mi camino: ¿porqué tanto te he querido? Ellos no saben que te conocí, los que te conocen demasiado bien: Largo, largo tiempo he de arrepentirme de ti, hondos pensamientos que jamás diré. En silencio nos conocimos, en silencio me lmento de tu corazón proclive al olvido, del engaño de tu espíritu. Si llegara a encontrarte tras largos ños, ¡cómo habría de saludarte! Con lágrimas y silencio.

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