Nada parece estar roto hoy (sólo la voz del que llega tarde).






martes, 25 de septiembre de 2012

“Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: "¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas?". En cambio, os preguntan: "¿Que edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Sólo entonces creen conocerle. Si decís a las personas grandes "He visto una hermosa casa de ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles "He visto una casa de cien mil francos". Entonces exclaman: "¡Que hermosa es!"…”
Y nunca va a ser suficiente, y nunca voy a llegar. Me hace ruido, la sangre quiere salir.

miércoles, 12 de septiembre de 2012


"-¡Brillando!-",se iluminaron sus ojos, y dejó que reflejen el interior. Él siempre impidió que ésto se concrete en el pasado,pero esa vez no tuvo el impulso de hacerlo. Después de tanto tiempo pasado observándonos, con ojos abiertos y cerrados, pude comprender sus acciones, y me horrorizaron. No me puse nervioso, no le solté la mano, pero me enfrié.
-"Decís que brillamos, como si fuese la solución, lo acertado, lo correcto. No niego que lo hagamos, pero lo ves del modo equivocado. Ojalá estuviese más oscuro a veces.-"
Y puso esa cara recriminadora, cuando daba vuelta a sus inocentes y comunes ideas. El viento supo aparecer en el momento correcto, nos hizo cerrar los ojos y nuestros cuerpos se embotaron por un rato. Las manos hicieron lo suyo, dejar el pensamiento atrás.
Yo lo oscurecí, y él me hizo brillar, siempre. Nos hizo dependientes, en el buen sentido, mejor de lo que pensé aquella vez. Gris claro.

martes, 4 de septiembre de 2012

Me hace ruido todo lo que no digo. La mano me duele y no es de golpear paredes. Está latiendo. Veo negras mis venas de infección. Ya fue, yo me sigo creyendo una pendeja más, o menos. Nunca necesité tanto que el universo estallara a nuestro alrededor. Nunca sentí tan difícil descifrar mis deseos. Por más dulce que se sienta hincarte el diente en la yugular, le tengo miedo a la electricidad. Suena a metal. Y me mareo. Veo sangre y si no grito para que me sueltes voy a morir electrocutada.