Nada parece estar roto hoy (sólo la voz del que llega tarde).






miércoles, 12 de septiembre de 2012


"-¡Brillando!-",se iluminaron sus ojos, y dejó que reflejen el interior. Él siempre impidió que ésto se concrete en el pasado,pero esa vez no tuvo el impulso de hacerlo. Después de tanto tiempo pasado observándonos, con ojos abiertos y cerrados, pude comprender sus acciones, y me horrorizaron. No me puse nervioso, no le solté la mano, pero me enfrié.
-"Decís que brillamos, como si fuese la solución, lo acertado, lo correcto. No niego que lo hagamos, pero lo ves del modo equivocado. Ojalá estuviese más oscuro a veces.-"
Y puso esa cara recriminadora, cuando daba vuelta a sus inocentes y comunes ideas. El viento supo aparecer en el momento correcto, nos hizo cerrar los ojos y nuestros cuerpos se embotaron por un rato. Las manos hicieron lo suyo, dejar el pensamiento atrás.
Yo lo oscurecí, y él me hizo brillar, siempre. Nos hizo dependientes, en el buen sentido, mejor de lo que pensé aquella vez. Gris claro.

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