Nada parece estar roto hoy (sólo la voz del que llega tarde).






martes, 3 de noviembre de 2009


Tus fuertes brazos me rodean, mi cabello se enamora de tus hombros. Lentas palabras de consuelo caen sobre mi, sin embargo mi corazón no tiene descanso. Porque sólo una cosa trémula queda de mí, que jamás podrá ser algo salvo un pájaro de alas rotas, huyendo en vano de tí. No puedo darte el amor que ya no es mío, el amor que me golpeó y derribó sobre la nieve cegadora. Sólo puedo darte un corazón herido y unos ojos cegados por el dolor. Una boca perdida ya no puede sonreir, y tal vez ya nunca vuelva a reir. Pero rodéame con tus brazos hasta que el sueño me arrebate. Entonces déjame, no digas adiós , salvo si despierto, envuelta en llanto. Qué triste es saber que te voy a extrañar hasta el fin de mis días, que nadie podrá llenar el vacío que dejaste en mí.

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